Cartas 

desde la cárcel a su familia

- PRÓLOGO -

Tras el golpe de estado militar el Dr. Vega Barrera fue detenido y enviado a prisión donde sufrió todo tipo de humillaciones, maltratos y vejaciones. Ingresó en la prisión provincial de Lugo el día 24 de julio de 1936 sobre las 7:30 horas de la mañana. El último domingo de agosto aún estaba en régimen abierto, luego siguió una larga incomunicación absoluta de más de un mes, durante la cual no se le permitió ni siquiera recibir correspondencia alguna. Tuvo que salir de la cárcel para operar al pequeño Ángel Hermida en su Sanatorio privado, ya que por aquellas fechas estaba requisado por la Falange. 

Un ejemplo del trato vejatorio y humillante recibido por todos los condenados a muerte fue el de ser vacunado contra la fiebre tifoidea por orden de las Autoridades Sanitarias de aquella época, solo unos pocos días antes de ser ejecutados. La vacuna antitífica que se usaba entonces, producía una reacción muy molesta, dando fiebres altas durante dos o tres días.

Pasó noventa días encarcelado antes de ser fusilado. Desde la cárcel escribió unas emotivas cartas llenas de ternura y amor. En ellas esgrime que su actuación política fue honrada y deseosa de servir a la Patria para hacerla más grande y justa. Se despide de su mujer e hijos, con ruegos y consejos que son un modelo de prudencia y virtuosa resignación. Su mujer e hijos sufrieron durante muchos años su muerte, además de la incautación de todos sus bienes y patrimonio familiar, teniendo que luchar durante años para poder recuperarlos.  

(Detalle de la celda número 33 de la vieja cárcel de Lugo, hoy Centro Cultural "O Vello Cárcere de Lugo", donde estuvo preso Dr. Rafael de Vega Barrera y donde escribió las cartas dedicadas a su familia en octubre del año 1936)

La vieja cárcel del partido judicial de Lugo fue inaugurada en 1887 y funcionó como tal hasta el año 1981. Casi un siglo de historia en el que el golpe de estado de 1936 y la posterior dictadura figuran como el período más negro del edificio.

La vieja cárcel de Lugo, hoy Centro Sociocultural "O Vello Cárcere", pensada para 140 reclusos, llegó a albergar a cerca de 900 reclusos durante el golpe de estado de 1936. Desde entonces y hasta finales de 1940, registró más de cinco mil ingresos por motivos políticos, según la historiadora María Jesús Souto Blanco, motivo por el cual existía un gran hacinamiento de presos en las instalaciones, ya que las celdas eran de reducidas dimensiones.

El doctor Rafael de Vega Barrera en su encarcelamiento se aferró a libros de temática religiosa -léase ¡Nosotros!... Dejémosle reinar... Él nos salvará-, aunque tanto él como otros republicanos católicos buscaban, según Cristina Fiaño, "las palabras del cristianismo primitivo no contaminado por el fascismo". O sea, un "consuelo espiritual" con el que proclamaban su "inocencia".

Prisión provincial de Lugo. Expediente procesal al Doctor Vega Barrera (24 de julio de 1936):

El Dr. Rafael de Vega Barrera escribió tres cartas de despedida en octubre de 1936 (una de ellas sin fecha y las otras dos datadas el 18 y 19 respectivamente) después de ser condenado a muerte. Estas cartas dirigidas a su mujer nunca le fueron entregadas a ésta al ser retenidas por su hermano Julio Fernández-Crespo y Riego (+26-08-1983). Finalmente, la viuda de Julio, Emilia Guillaume Pérez, encontró las cartas entre los documentos del despacho de su marido, enviándolas el 6 de octubre de 1983 a los hijos del Dr. Rafael de Vega Barrera. La tercera carta, fechada el 19 de octubre, fue entregada por el propio Dr. Vega a sus hijos, Rafael y Luis, a quienes iba dirigida, el mismo día en que fue ejecutado. 

Del Testamento Abierto otorgado en la cárcel ante el Notario D. Isauro Pardo y Pardo una hora y 45 minutos antes de su fusilamiento merece la pena resaltar alguna de sus cláusulas más esclarecedoras, concretamente la primera y quinta:

Cláusula Primera.-

Declara que profesa la Religión Católica, Apostólica y Romana, dejando todo lo referente a sufragios a voluntad de su esposa y quiere hacer constar especialmente en esta su última voluntad que va a morir inocentemente pues jura que ninguna culpa tuvo en el Movimiento y que se considera mártir de una causa que no siente, conformándose con la resignación cristiana que la meditación de estos momentos le impone, sufriendo un sacrificio que ofrece gustoso ante Dios al que ofrenda estos méritos a fin de que en sus designios, recompense a sus familiares y a sus hijos, por lo que pide a la Providencia, vele por ellos en los azares de la vida.

Cláusula Quinta.-

Concluye rogando a su hijo Don Rafael que trabaje y estudie para cuidar de sus hermanitos y de su madre. Perdona a todos el mucho mal que le han hecho con lo que él cree vulgares calumnias y al mismo tiempo, pide el mismo perdón como cristiano a los que sin querer les hubiera hecho algún daño; y ruega a las Autoridades que intervengan en su testamentaria, defiendan en lo posible, los derechos de sus hijos menores, con la consideración que merece el que en estos momentos de confesión, asegura que sufre por España, culpas de las que se cree inocente. 

Cartas escritas por el Doctor Rafael de Vega Barrera 

Octubre de 1936 (Lugo)

Cartas do Doutor Rafael de Vega Barrera, escritas en outubre de 1936, pouco antes de ser fusilado, á súa esposa Teresa e aos seus fillos maiores, Rafael e Luis. As dúas primeiras, dirixidas a súa muller, nunca lle foron entregadas a esta e apareceron anos despois entre os papeis dun familiar que quixo evitarlle co seu ocultamento máis disgustos á viúva, pero que en realidad a pricou dunha derradeira declaración de amor e últimas vontades que tiña dereito a coñecer. A terceira foi entregada a tarde de 21 de outubre polo propio autor, na prisión de Lugo, aos seus fillos Rafael e Luis, únicos familiares que o despediron.

Prisión de Lugo, sin fecha (1936)

Queridísima Teresa:

Después de tantos días de incomunicación completa hoy puedo mandarte estas letras, estoy resignado a lo que Dios quiera, pero con la esperanza del indulto, pues no creo que cometan conmigo una injusticia tan grande y que Dios y la Virgen a quien tú has pedido y yo contigo han de proteger.

Dime como estáis todos, yo deseo que estéis tranquilos, deseo que me digas las gestiones que habéis hecho por mí, que supongo habrán sido muchas, quiera Dios que sean con resultado.

Mucho me acuerdo de todos mis hijos y de ti en momentos como éstos tan desgraciados, pero hay que tener valor y resignación para pasar esta prueba, se resuelva bien o mal.

Si por desgracia no viene el indulto, tienes que tener valor y resignación, pues tienes que luchar por nuestros hijos y tú eres indispensable al faltar yo, es la voluntad de Dios y a ella hay que someterse. 

Mi tranquilidad es completa, pues tú y Rafael que me acompañasteis en los días fatídicos sabéis que yo no intervine en nada y eso me da gran tranquilidad de conciencia. Si el trance fatal viene, yo desearía verte a ti y a Rafael y Luis, pero si sois resignados y valientes, es un deseo grande mío, pero si no tenéis valor no vengáis: no quiero ver a Titín ni a las niñas, son muy pequeños y no quiero que les quede la impresión de su padre como ahora estoy.

Sabéis os quiere muchísimo y ni un solo momento deja de pensar en vosotros.

Rafael de Vega Barrera

Lugo, 18 de octubre de 1936

Queridísima Teresa: 

Te escribo por última vez y te pido perdón por lo muchísimo que te he hecho sufrir y por haber acarreado tu desgracia y la de nuestros hijos con mi actuación política, aunque ésta ha sido siempre honrada y con el deseo de servir a mi Patria y hacerla más grande y justa. Mi amor y cariño hacia ti siempre han sido inmensos y Dios conservará desde la otra vida ese gran amor.

Ten serenidad y valor para cuidar a nuestros hijos, Dios te ayudará. Tengo dos seguros, uno del Banco Vitalicio de España de cincuenta mil pesetas y otro de la Mutualidad Médica de otras cincuenta mil pesetas, sino quiebran con la guerra, procura por todos los medios cobrarlos, algo os aliviará, también te mando una nota de algunas cuentas que no se cobraron a los enfermos del Sanatorio. 

Yo estoy tranquilo y resignado, creo es la voluntad de Dios que rige nuestra vida, y al someterme a tan intenso sufrimiento como el que he pasado, me ha hecho creer intensamente en Él, y llevar tan intenso sufrimiento, al ver mi ruina y la de los míos, con una calma y resignación que no esperaba, sólo la creencia en mi inocencia y en Dios justo y misericordioso es capaz de esto. 

Deseo que se me entierre en Lugo, si no es posible en León o Valladolid, y que cuando pase el tiempo reglamentario, se me lleve a León o Valladolid, para estar con los tuyos o con mi familia. 

Rafael y Luis que estudien mucho y que ayuden pronto a su madre y hermanos, pues mi mayor pena es dejar tan pequeños a los idolatrados Titín, Teté y Yuyú, que se acuerden siempre de su padre. 

No olvides a mis padres, a quienes sabes adoro con locura, a tu madre que la quiero como a mi propia madre, sé que el disgusto los matará, cuídalos mucho. 

Valor queridísima Teresa, pues te debes a nuestros hijos, y tú tienes que ser su guía y sacarlos adelante en medio de esta guerra espantosa que no respeta a nadie y que yo soy una de las innumerables víctimas sin haber intervenido, pero los odios y las locuras de esta catástrofe se ceban sobre los más significados y yo tuve la desgracia de serlo en este pueblo de Lugo. Dios perdone a tanto testigo falso que contra mí ha declarado como yo les perdono, así como al juez que hizo el sumario en un principio. 

Tus oraciones y las de todos los que me quieren no han sido suficientes para salvarme la vida, pero han llegado a mi corazón dolorido por tanta ingratitud, amargura y vejaciones sufridas, y me han hecho creer en un Dios justo que la hacerme sufrir tanto es para purgar mis faltas de esta tierra y aproximarme a Él en la otra vida. 

Rafael querido, estudia mucho, cuida a tu madre y a los tres pequeños y reivindica mi nombre en este pueblo tan ingrato para mí. Luis querido, se bueno, estudia mucho y ayuda mucho a tus hermanitos y mamá. Titín de mi alma, estudia, hazte hombre y acuérdate mucho de tu padre que te idolatraba. Teresina, Mari Lucina, queridísimas mías, no olvidéis a vuestro padre, que su mayor ilusión fuisteis vosotras. 

Adiós a todos, el amor y cariño a vosotros es inmenso y no puede terminar con esta vida, sino que seguirán eternamente.

Rafael de Vega Barrera

Lugo, 19 de octubre de 1936

Queridísimos hijos Rafael y Luis: 

Os pido perdón por causaros vuestra desgracia por mi vida política, pero lo hacía por servir a mi Patria y la Libertad, bien sabéis queridos míos que soy inocente, un proceso amañado con testigos falsos, que Dios perdone, me quita injustamente la vida, reivindicad mi nombre en este pueblo tan ingrato para mí. 

Quered mucho a vuestra madre, y cuidadla mucho, así como a mis adorados Santos, Mari-Té y Mari-Luz, que conserven siempre el recuerdo de su padre, que los adoraba y que murió como un mártir, sin haber hecho mal a nadie.

Estudiad mucho y ayudad pronto a vuestra madre y hermanos.

Mi dolor es dejaros sin lo que tanto trabajo me costó y que lo que sólo acumulé para vosotros os sea arrebatado injustamente y quedéis en mala situación cuando nada os faltaba, pero si trabajáis teniendo presente a vuestro padre, con cariño y tesón llegaréis a ser hombres que honren mi memoria.

Sed buenos y honrados, no tengáis odios ni rencores contra nadie, Dios y el tiempo me harán justicia en este pueblo de Lugo a quien quería como si en él hubiese nacido y que tan injustamente me ha tratado.

No abandonéis nunca a mis Teté y Yuyú, son vuestras hermanitas y son mi mayor pena. Adiós, hijos queridos, valor y confianza y no me olvidéis nunca.

             Rafael de Vega Barrera

87 años después:

 - Últimos momentos - 

El 14 de octubre de 1936 se dictó la sentencia de muerte. Para muchos se había llegado demasiado lejos. El mismo abogado defensor, D. Luis Castañón Suárez, que había actuado en la causa como oficial de complemento, y cuyos esfuerzos y poder dialéctico habían resultado infructuosos hasta entonces, confiaba en una posterior gracia. De este modo, Doña Teresa Fernández-Crespo esposa del Dr. Vega Barrera, había presentado en Burgos, el día 18 de octubre de 1936, un escrito de súplica, que entre argumentos convincentes, se hacía constar literalmente lo siguiente:

" .... mi esposo, hombre de carácter bondadoso, sin espíritu de lucha, consagrado de lleno a su profesión y a su familia, sin otras ambiciones ni actividades, no sólo supo hacer compatible su filiación política (Unión Republicana) con las ideas de orden que corresponden a quien sin más medios que su trabajo y estudio llegó a labrar una acomodada posición familiar, sino que cuando las pasadas circunstancias arrastraron a Nuestra Patria por corrientes de extremismo, su conducta fue de freno, no de estímulo, lo que le hizo enemistarse con los más caracterizados elementos del Frente Popular, y tal vez a su actuación se deba que sea Lugo una de las pocas provincias de España donde no se ha registrado derramamiento de sangre con ocasión de los actuales acontecimientos. Las pocas declaraciones de cargo, no sólo son inconcretas, sino que fueron aportadas por otros médicos de Lugo interesados en eliminar al cirujano más conocido de la provincia, convenciendo así una competencia profesional que no supieron afrontar con sus propios méritos .... "

Hasta última hora el  D. Rafael de Vega mantuvo la esperanza de un indulto. No sabía que en la calle las "parcas" intrigaban con eficacia. A las tres de la tarde del mismo día otorgó testamento. En él "perdona a todos por el mucho mal que le han hecho con vulgares calumnias y al mismo tiempo, pide perdón como cristiano a los que, sin querer, les hubiese hecho algún daño: y ruega a las autoridades que intervengan en su testamentaria defiendan los derechos de sus menores, con la consideración que merece quien, en estos momentos de confesión asegura que sufre por España culpas de las que se cree inocente..." 

Miércoles, 21 de octubre de 1936 

-Génesis de los hechos-

Don Rafael que tantas veces había vencido a la muerte, afrontó su propia muerte con una completa serenidad. Los cinco condenados a la Pena Capital fueron "paseados" por la calles de Lugo en un dodge descapotable de la Guardia Civil y se fijó las seis de la tarde la hora de la ejecución (normalmente se llevaban a cabo de madrugada), parece que se perseguía una mayor ejemplaridad, mientras tanto la labor fascista se llevaba a cabo con la Banda Municipal en la Plaza Mayor de Lugo tocando el himno de la Legión para mayor escarnio, por mandato del delegado del orden público. A la salida de la cárcel y encañonados los condenados había una gran multitud de hombres y mujeres llorando. Hubo gente que por manifestarse en contra de las ejecuciones fueron encarceladas y perseguidas de por vida.

Enfundado en un abrigo verde, calzado con botas de media caña, don Rafael compareció ante el pelotón sin derramar una lágrima, con la conciencia tranquila de no haber hecho daño a nadie. 

  - El crimen de don Rafael fue de una crueldad monstruosa - 

Los testigos de cargo del proceso eran colegas que se sentaban a su mesa para celebrar su onomástica. Quien pretendió aparecer como testigo de la defensa fue arrestado y enviado al frente. La masa gregaria acudía a contemplar y jalear el espectáculo sangriento que se iba a celebrar ante las tapias del cementerio municipal de Lugo. Las mujeres que encabezaban las manifestaciones exigiendo su ejecución eran cónyuges de aquellos que poco antes se jactaban de su amistad. Para el pelotón de fusilamiento se reclutó obligatoriamente a hombres que le debían la vida. La persona que acompañó a sus hijos a darle el último abrazo quedó marcada y fue perseguida de por vida. El oficial que mandaba el pelotón, obedeciendo el grito del Dr. Vega Barrera, aproximó su pistola a su nuca, apretó el gatillo y disparó, enturbiados sus ojos por las lágrimas que salieron de su alma compasiva. Este mismo oficial que le dio el tiro de gracia lloraba mientras se le resbala la pistola por el cráneo de la víctima. A pesar de actuar con obligado cumplimiento, posteriormente sufrió una depresión que le obligó a pedir temporalmente la baja en el Servicio. 

¡A mi el primero que aún tengo vida!

(fueron sus últimas palabras)

Hubo Falangistas que pidieron fervorosamente que el cadáver del Dr. Rafael de Vega se pasease por la calles de Lugo. El forense forzado a levantar el acta de defunción era un amigo íntimo. Hubo quien después de su ejecución exigió a gritos que su cabeza fuera paseada en volandas por toda la ciudad. Todos sus bienes -incluida la completa sociedad de gananciales- fueron incautados por el Nuevo Régimen, imponiendo a su familia una multa mancomunada de 1.500.000 pts. "de aquella época" como responsabilidad patrimonial. Su familia debió huir "por uña de caballo" protegida por las tinieblas de la noche y mientras esperaba al tren, sólo un factor de Renfe reunió el coraje suficiente para acercarse y espetar en voz alta y clara a su viuda: ¡Doña Teresa, la acompaño en el sentimiento!

Don Rafael fue asesinado por hombres viles que albergaban en su interior los peores sentimientos que es capaz de concebir el ser humano: envidia, resentimiento y odio.  

Esa misma tarde, en la habitual tertulia de la rebotica del farmacéutico Pérez Vidal en la calle de la Reina, un contertulio, apesadumbrado comentó: ¡HEMOS MATADO A UN SANTO!, fue el capellán de la cárcel municipal de Lugo D. David.

Al día siguiente fue a visitar a la esposa del Dr. Rafael de Vega al chalet donde vivía en la calle de Montero Ríos número 33 de Lugo y su hijo Santos de ocho años que lloraba desconsolado junto a su madre, le oyó decir estas palabras:

"Señora puede estar tranquila y en paz, D. Rafael ya está en el cielo. La esposa del Dr. Vega entre sollozos le contestó: D. David, le agradezco su visita y su apoyo, pero bien sabe Dios que mi marido era más necesario ahora en la tierra. Quedan huérfanos de un padre inocente cinco hijos, todos menores de edad"

ADENDA

Merece la pena recordar una vez más a sus verdugos, el General Emilio Mola que desoyó el escrito de súplica que presentó la esposa del Dr. Vega el día 18 de octubre en Burgos, el General de la VIII División Orgánica con sede en La Coruña, D. Luis Lombarte Serrano y a los tres principales testigos falsos que corroídos por la envidia testificaron contra el Dr. Vega. Fueron los médicos de su propio Hospital, Marcelino Fuente Cela, José Lomas Díaz y el forense Casto González Méndez. Este forense que testificó contra el Dr. Vega murió muy pocos años después, se dice que entre pesadillas donde decía ver continuamente al Dr. Vega. El forense Casto González Méndez declaró en la causa 330/36 que existía entre su esposa, María Filomena Páramo Fernández que murió en Madrid el año 1991, y la esposa del Dr. Rafael de Vega cierta enemistad. Este matrimonio tuvo diez hijos: José Manuel, María Isabel, Casto, Jaime, María Cristina, Emilio, Luis, Pedro, María Rosa, y María del Carmen. Luis González Páramo fue actor de doblaje y uno de los "hermanos Malasombra" de la serie  " los chiripitifláuticos" desde los años 1966 a 1974. 

Otro responsable del crimen fue el Juez Instructor que inició el sumario, el capitán de Caballería Mariano Pérez Hickman, nombrado "ad hoc" por la cúpula militar golpista, que acumuló pruebas falsas y despreció a testigos honrados y responsables, uno de ellos fue el abogado Sr. Maciá Presidente de la CEDA local y posteriormente Alcalde de Lugo.

Para más Inri, el Capitán Mariano Pérez Hickman, carecía de la graduación militar suficiente para su actuación como Juez Instructor por estar también acusado el Sr. Gobernador Civil de Lugo D. Ramón García Núñez.

Un telegrama de fecha 2 de septiembre de 1936 remitido por la Auditoria de Guerra de la Octava División con sede en La Coruña, remitido al capitán Mariano Pérez Hickman que se conserva en el sumario, decía textualmente: "Urgente: Auditor Guerra Octava División a (aquí el destinatario, eliminó la cinta de papel del telegrama ) por razón categoría presuntos culpables. Entregue a Comandante Gerardo Landrove, causa 330/36, unida a la 208 para su rápida continuación"

El ilegal nombramiento del capitán Mariano Pérez Hickman había sido hecho por el Gobernador Militar de la plaza de Lugo, el Teniente Coronel Adolfo Velayos Valenciaga, sustituto del Coronel D. Alberto Caso Agüero que había proclamado el Estado de Guerra en Lugo el día 20 de julio de 1936 y que fue apartado rapidísimamente del mando de la Plaza por sus jefes y oficiales subordinados, acusado de ser "muy blando". A los pocos días desapareció de Lugo, constando su domicilio con fecha de 24 de agosto de 1936 en la calle de la Victoria núm. 14 de Burgos, prestando servicio a las órdenes del General Jefe del Ejército del Norte en la Plaza de Burgos. La trama asesina no le toleró que el traspaso de poderes con el Sr. Gobernador Civil se hubiese efectuado con absoluta normalidad y sin resistencia alguna del Sr. Gobernador Civil de Lugo, D. Ramón García Núñez.

El médico urólogo Ricardo López Pardo amigo del Dr. Vega Barrera que asistió a su fusilamiento, por haber sido nombrado Médico Militar de Servicio, fue quién dio a conocer a Liborio García, Administrador del Hospital Municipal sus últimas palabras. Tuvieron que pasar 60 años, exactamente hasta el día cuatro de febrero de 1996, para que muertos el Dr. Ricardo López Pardo y Liborio García, el hijo de Liborio, con el que tuvo amistad muchos años su hijo Santos de Vega Fernández-Crespo, fuera quien diese a conocer el grito de ¡ESPERANZA Y FORTALEZA CRISTIANA! con el que se despidió el Dr. Don Rafael de Vega Barrera de su vida terrenal.

D.E.P.

"Moitas veces os mártires crean mundos que os herois nin tansiquera son capaces de concebir. E na miña Terra complirase a vontade dos mártires" Castelao

En esta cárcel estuvo preso e incomunicado el Dr. Rafael de Vega Barrera durante 90 días:

Tu nombre será reivindicado, honrado, y dignificado eternamente, para quien la Libertad, la Patria, el amor a su familia, el altruismo ejercitado a los mas necesitados y el trabajo fue la suprema razón de su vida. 

"MI GUERRA"

Autor:  María Teresa de Vega Fernandez-Crespo, "Teté" (1931-2007)

(Hija del Dr. Rafael de Vega Barrera)

Artículo publicado en El Progreso de Lugo el día 6 de febrero de 2005 

Mª Teresa de Vega Fernández-Crespo, filla do Doutor Rafael de Vega. (Homenaje al Dr. Vega Barrera el 21 de octubre de 2006, 70 años después de su muerte)
Mª Teresa de Vega Fernández-Crespo, filla do Doutor Rafael de Vega. (Homenaje al Dr. Vega Barrera el 21 de octubre de 2006, 70 años después de su muerte)

Palabras de Mª Teresa de Vega Fernández-Crespo, "Teté"(Lugo 1931 - Valladolid 2007)

Valladolid, 1 de julio de 2007

Era una niña de cinco años cuando vi a mi pobre padre como un señor vestido de negro se lo llevaba en un coche también de color negro, al lado de nuestra casa. En ese momento estábamos todos, mi madre y mis cuatro hermanos, mi padre nos miró a todos y jamás podré olvidar aquella mirada pues aún la veo en mi mente.

En las distintas cartas que me ha publicado el diario El Progreso de Lugo, he descrito aquella triste marcha. Los recuerdos que me vienen a la mente de mi niñez los he tratado de describir en varias cartas.

Sobre la trayectoria política de mi padre, tan sólo puedo decir aquello que mi madre me contaba y que no siempre quería decirnos porque fue una situación muy difícil para ella, y sobre todo porque era demasiado pequeña para entenderlo. Lo que si entendí muy pronto fue la falta de mi padre, no entendí la palabra GUERRA, pero si la falta de todo lo que un padre quiso dar a sus hijos honradamente y les fue arrebatado por pura envidia. Todo ello seguido del desprecio de muchas personas acaparadas por la dictadura franquista. No fue ni nunca será justa una situación igual.

Tengo muy guardadas en mi memoria las cartas que escribió mi padre pocos días antes de ser fusilado, algunas de las cuales ya se han dado a conocer y que su simple lectura provoca llanto. Habla en todo momento de perdón y de reivindicaciones de su nombre, pues el sólo tuvo un sueño, una España mejor para todos, y que sobre todo nos avergonzáramos de nada.

Años después nos avisaron que el cementerio viejo lo quitaban y que fuéramos a recoger los restos de mi padre, y me acerqué con mi madre hasta Lugo desde Valladolid. Los encargados del cementerio se acordaban de ese médico fusilado y de sus niñas pequeñas, y nos entregaron en una pequeña urna los restos que quedaban, los cuales reposan en el cementerio de León en una sepultura de la familia de mi madre. Eran pocos restos de color blanco y largos.

Querido papá, tu Teté, como así me llamabas de pequeña, sintió algo que "Dios quiso enviar desde arriba, algo que tiene reservado a los suyos".  

"El derecho a la verdad no prescribe nunca"